Ah, cómo olvidar el primer momento en el que me crucé con su mirada. Incluso pensé que jamás podría acabar con alguien como él y resultó ser mi alma gemela.
Tan sólo tenía 15 años, él apenas tenía 18, todo empezó siendo muy inocente, acabamos tonteando demasiado, pensé que él sólo quería divertirse pero, en nuestra mirada había mucho más que eso, y yo ni siquiera podía entender el significado de eso, una mirada!!!
Todo el tiempo que pasábamos juntos era alocado, apasionado, huyendo de todo el mundo, escondiéndonos en cualquier lugar para poder disfrutar de nuestro amor! Incluso bastantes obscenidades que
Pero los años fueron pasando, y nos tuvimos que separar, por circunstancias de nuestros respectivos trabajos, que resultan ser los mismos, pero con diferente rumbo, con responsabilidades que en esos momentos no supimos llevar juntos. Él empezó otras historias con otras mujeres, yo tuve una intensa historia con un mismo compañero suyo de profesión, ni más ni menos, que hasta tuve dos hijas con él. Eso sí, le quise mucho, pero con Koko, donde hubo fuego, quedaron cenizas, y nuestras cenizas estaban ansiosas por volver a arder!!
El destino quiso que nos volviéramos a encontrar, y a pesar de que siempre fuimos inseparables, fue irremediable que llegara el día en el que nuestras miradas se volvieron a encontrar, como era antes. Y despechados por dos antiguos amores, nuestra pasión se volvió a encender, y desde aquel día, 11 de Mayo de 2010, ya jamás volvimos a separarnos.
Y nunca habrá un final, porque nuestro amor está sellado con 4 hijos más, o más bien, dentro de muy poco, con la incorporación de alguien más! Nuestro matrimonio, nuestra familia, lo más valioso del mundo ahora.
Ver su sonrisa, su mirada, recibir sus besos y su amor entero cada día, es lo que para los flores lo es el aire, todo lo que necesito para vivir.
Koko, sin ti me muero. Te quiero más que a nada, te amo con mi alma, gracias por darme tu amor, gracias por hacerme la mujer más feliz, porque siento que nadie lo es más que yo!
